La sonrisa de RRHH

 

16052015-DSC_3826-copy copiaFoto by Manuel Morillo (@fotosyemocion)®

No sé si os pasará lo mismo, pero a mi no hay cosa que me entristezca más que sonreír y dar los «Buenos Días» a personas que desde que se levantan (y excusándose en que es muy temprano, en que aún tienen las legañas pegadas, o que simplemente les falta su café matutino) no te miran, no te hablan, corren sin ni siquiera dar la oportunidad de cruzar tu mirada con la suya y pasan a tu lado como si fueras invisible.

Debe ser que yo me despierto «muy despierta» , al fin y al cabo, hay que levantarse ¿no?, así que lo hago siempre con una sonrisa, porque mi primer pensamiento de la mañana es que cada día tengo la oportunidad de conseguir todo aquello que quiero, tengo otra oportunidad para aprender, una nueva oportunidad para conocer a gente con la que compartir, una nueva oportunidad, en definitiva para VIVIR ¿ y acaso se puede pedir más?

Probablemente cada día te cruces con la misma gente, o con gran parte de ella, tu vecino al salir de casa para el trabajo, el chico que vende los pañuelos en el semáforo, ese chico o esa chica con la que coincides al aparcar cada mañana,  ¿te has parado a pensar si le regalas tu sonrisa cada día?

Te lanzo esta pregunta, ¿crees que tu sonrisa sólo es para los conocidos? ¿sólo para tu pareja o tus hij@s, sólo para tus compañeros de departamento? ¿o quizás podría ser un regalo general para tod@s los demás? Personalmente pienso que la sonrisa es un regalo universal, así que no te lo pienses, regálala en el metro o en el autobús, regálala a ese camarero que cada mañana te sirve el primer café de la jornada, regálala a esa recepcionista que sin dudarlo te devolverá otra sonrisa color carmín, a tu jefe… sí  has oído bien, a tu jefe, a ese que a primera vista ya te está diciendo «vamos al lío»… regálala, pero hazlo sinceramente.

Durante mucho tiempo trabajé bajo las órdenes (y nunca mejor dicho) de una persona que nunca sonreía al entrar en la oficina, ella daba sus buenos días porque simplemente la rutina decía que había que hacerlo, pero no lo hacía de forma natural, o no lo hacía al menos, con la sana intención de que le fuese devuelto el gesto, y a veces, cuando le contestaban su gesto hasta se descomponía, su actitud no era ni de lejos positiva, optimista ni mucho menos agradecida. Así que más pronto que tarde la gente dejó de saludarla y simplemente asentían (quién lo hiciese) con la mirada.

Y entonces, y para colmo, llegaron malos tiempos para la empresa, aterrizó la crisis (y no me refiero sólo a la crisis económica) e hizo el resto, el ambiente se tensó como una gomilla a punto de quebrarse, compañeros que antes tomaban café juntos y departían entre risas dejaron de hacerlo, y simplemente se limitaron a hacer las funciones que correspondían a cada uno, así sin más, jefes de área que ya no se veían como marineros del mismo barco sino como meros supervivientes de aquél tsunamí y así las sonrisas fueron relegadas por relaciones meramente formales, por recelos y reproches, por recriminación y quejas…

Y allí estaba yo, en medio de todo aquella marabunta gris de protestas, descontento generalizado, sentimientos de rabia e irritación, allí estaba, enfadada con la situación, afectada como el resto, pero dispuesta a poner mi grano de arena, sino para solucionarla para hacerla más llevadera, pero cómo ¿cómo iba a hacer yo para hacer aquél trance más llevadero, más liviano? La respuesta la encontré en mi primer pensamiento de cada mañana, la solución era una sonrisa.

Pero, ¿por qué una sonrisa? Es evidente que una sonrisa no es la panacea universal, ni la solución a todos los males de una empresa, no, no lo es,  pero estaba segura que este gesto reflejaba mucho más allá de un estado emocional, bienestar y productividad, sí oyes bien, productividad. Y sino ¿porque lo primero que hace un comercial es sonreír, incluso cuando habla por teléfono? Por supuesto, no me refiero a una sonrisa fingida o simulada, en muchas empresas algunas personas adoptan la sonrisa como parte de un papel o parte de una representación.

Para que aquella sonrisa funcionara, además iba a necesitar hacerlo de un modo natural y real, acompañándola de un tono de voz amable y alegre, tenía por delante una misión muy complicada, pero estaba segura de que lo iba a conseguir, al fin y al cabo, un sonrisa desencadena otra y otra reacción (y hablo a nivel químico en nuestro cerebro y en el de los demás, y sino mira lo que son capaces de hacer tus neuronas espejo).

Lo había decidido, iba a sonreír sin perder la profesionalidad, transmitiendo al resto los beneficios de este simple gesto, iba a convertirme en la imagen de una persona sonriente aunque  pudiera estar cansada o tuviese, como todos los humanos, un mal día. Está claro que aunque algunas personas lo hagan de forma natural, es algo que puede entrenarse, como cualquier otra competencia, y así fue como decidí convertirme en «la sonrisa de RRHH» a pesar de las circunstancias.

Es evidente, aunque todavía hay empresas que no quieren verlo, de la importancia que tienen las emociones en el trabajo, hablamos sobre todo, de las emociones de los colaboradores, y del potencial que podría aprovecharse si las utilizáramos dentro de la misma. Las emociones actúan como fuerza de cohesión, aunque no todas tengan cabida en el día a día de la empresa y pese a que lo más habitual es que utilicemos la sonrisa como parte de un disfraz que se quita y que se pone.

El poder de una sonrisa

  1. Porque es un fantástico medio de comunicación, es la mejor estrategia para comunicarte con otros, y no sólo a nivel personal. Una sonrisa hace la conversación más distendida, baja los niveles de tensión y hace que la comunicación sea mucho más fluida, la sonrisa se contagia y también el clima que crea a su alrededor.
  2. La sonrisa es capaz de derribar muros, seguro que trabajas con gente que no te gusta, o con la que simplemente no tienes feeling, sin embargo, una sonrisa sincera por tu parte (y ésto lo he comprobado personalmente) hará las cosas más fáciles, pruébalo, no tienes nada que perder, y sí mucho que ganar.
  3. Porque una sonrisa ayuda a levantar el ánimo, prueba a sonreír mientras dedicas unas palabras amables y alegres a ese compañer@ que no tiene un buen día, te sorprenderás al ver el feedback que te viene de vuelta.
  4. Porque siempre hará que seas una persona más positiva, (a pesar de las eventualidades), ésto no significa que estés siempre en modo «flower power» no, porque además es imposible, significa que verás antes el lado positivo de las cosas, y serás agradecid@ con todo lo que tienes antes que anhelar y llorar por todo aquello que te falta.

Hoy día, te puedo decir que la sonrisa forma parte del ADN de mi marca personal, me he acostumbrado a lucirla como uno más de mis atributos personales, como mi pelo, mis dientes, de forma natural y sin artificio alguno, pero sobre todo, la luzco porque he aprendido que efecto de la sonrisa de RRHH es mucho más poderoso que cualquier otra estrategia de la organización para obtener respuestas de las personas.

«Y recuerda siempre, que ciertas sonrisas tiene el poder de contagiarse, de llegar donde nunca hubieras imaginado, y de producir efectos que no habrías soñado» (y en el trabajo también!)