Chupando banquillo

Foto_Post_Chupando banquillo.jpg

Foto by Manuel Morillo (@fotosyemocion)®

Dice un proverbio chino que si te caes siete veces, tienes que levantarte ocho…

Hace poco más de cinco meses y tras siete años de trabajo, me quedé en el paro por primera vez, los que me conocen y saben cómo soy me animaron desde un principio: “no te preocupes”, “llegará pronto una nueva oportunidad”, “tú no tendrás problemas para volver a tener trabajo…” o “ahí a la vuelta de la esquina te espera una oportunidad mejor”, frases alentadoras, que aunque agradezco de corazón, siempre he puesto en cuarentena, y nunca he dejado que mi cerebro las asumiese como dogma o como ecuación matemática.

Siempre jugué en primera división, quizás no en los mejores equipos, pero sí en equipos que me permitieron poner en práctica mis habilidades de juego, proponer alternativas y cambios, en definitiva, me permitieron ser parte principal del conjunto, al fin y al cabo, a mí me educaron en la creencia de que el trabajo y la paciencia acaban por dar resultados, y aquello era lo que yo estaba obteniendo: sentirme en mi trabajo una jugadora de primera.

Quizás no fui el fichaje estrella, no tenía una clausula millonaria, ni mucho menos, pero marqué algunos goles claves en la temporada y di la cara por mi equipo, eso sí, siempre antepuse mis valores: paciencia, esfuerzo, humildad y constancia, y ahí estuve esperando el partido que me consagrara como pichichi, pero por algún motivo que a veces no alcanzo a entender, nunca llegó ese reconocimiento.

Ahora que me toca chupar banquillo, en un mundo donde todos esperamos recompensas inmediatas, donde todo cambia de un día para otro, donde pasaste de ser un profesional codiciado por muchas empresas a ser simplemente uno más en la lista, ahora, es cuando toca gestionar las circunstancias, cuando toca establecer el objetivo y trazar tu plan a largo plazo, cuando toca esperar a que llegue tu momento. Quiero que quede claro que ESPERAR, no significa quedarse de brazos cruzados mientras la suerte te busca y te invita a subir a un nuevo tren.

Lo más complicado, sin duda, ha sido digerir la suplencia, gestionar mis egos de una forma humilde y sincera conmigo misma, saberse una secundaria más, verse en un segundo plano, y sin embargo, ser un ejemplo para tus compañeros de banquillo, pero sobre todo, para ti misma. Todo esto puedo parecer un tópico, lo habrás escuchado miles de veces, pero hay que APRENDER de estas circunstancias, deben de ser momentos de reflexión para asimilar los errores que cometimos en el camino, debemos procurar no repetirlos, pero lo principal, es aprovechar este tiempo  para preparte, para saltar de nuevo al campo y jugar en primera línea.

Otra asignatura pendiente, es la MOTIVACIÓN, tu motivación. Seamos sinceros, me hubiese encantado, y sería hipócrita si dijese lo contrario, haber encontrado un nuevo trabajo a las pocas semanas, a las personas nos gusta el poco esfuerzo y el mucho brillo, pero la realidad es otra, y es que todo lo que vale la pena tiene detrás horas de esfuerzo, es en estos momentos, es cuando tu cabeza tiene que estar más fría y más centrada en tu objetivo, que no es otro, que SER, ESTAR y CREER en TI MISMO.

Convéncete, más pronto que tarde, las oportunidades llegaran, aunque debes ser consciente de que estas no son infinitas, estate atento, busca estaciones, mira los trenes pasar, pero no dejes que se vaya otra vez tu oportunidad, prepárate, no sólo a nivel técnico, sino también a nivel emocional, SÉ TÚ MISMO, es el secreto para ENAMORAR de nuevo, para que confíen en ti y que te den una nueva oportunidad para salir a la cancha y brillar.

Si te dices que vas a triunfar, tarde o temprano, lo harás, la fortuna hay que buscarla, pero también hay que crearla como promulga Álex Rovira en su libro “La Buena Suerte”, así que busca, crea esas circunstancias, busca tu trébol entre la maraña del bosque y afronta el momento cuando llegue tu oportunidad, no dejes que te paralice el miedo, es normal que aparezca, al fin y al cabo, todos somos humanos y el miedo forma parte de nuestra esencia, piensa cómo gestionarlo, piensa como te puede ayudar el miedo a  dar lo mejor de ti mismo,  sé natural, sé humilde, recuerda que “otros más grandes cayeron” y no te dejes impresionar por las circunstancias.

No te desvíes de tu objetivo, sé paciente y enfréntate al toro por los cuernos, no te olvides que los frutos llegaran con perseverancia, tenacidad y valor, y grábate a fuego en tu cabeza esta frase: “Si te caes, levántate, sacude tus heridas y el polvo, y empieza a caminar hacia tu meta, avanza como los caracoles, lentamente pero sin perder de vista el camino y, sobre todo, tu objetivo”, y así, mientras te cuento esto, hago saber al Míster que yo, mientras espero en el banquillo ya me siento preparada para jugar el partido de mi vida “.

 

Artículo reeditado, publicado inicialmente en La Nueva Ruta del Empleo